10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental

La Federación Mundial para la Salud Mental con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud celebra el 10 de octubre el Día Mundial de la Salud Mental. En este post te contamos la importancia que tiene el cuidado de nuestra salud mental.   

Según la definición de la Organización Mundial de la Salud, la salud mental es “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.” 

La salud mental es algo más que la ausencia de trastornos o discapacidades mentales; es cuidar el bienestar y nuestra felicidad. Es decir, la salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social, ya que afecta a la forma en la que pensamos, sentimos y actuamos. Nos ayuda a determinar cómo manejar el estrés, cómo nos relacionamos con otras personas y la forma de tomar decisiones.  

Hoy, 10 de octubre de 2022, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Este año el lema elegido ha sido “Dale like a la salud mental. Por el derecho a crecer en bienestar”.  

El propósito que persigue la celebración del Día Mundial de la Salud Mental es que todas las personas marquen su propio bienestar y su salud mental como una prioridad global. Este día también sirve para visibilizar que el diagnóstico y tratamiento de los trastornos de salud mental en edades tempranas evita todo tipo de problemas derivados, como puede ser el suicidio. 

El objetivo del lema es involucrar a los niños y jóvenes en el cuidado y la protección de la salud mental, con el fin de que le presten atención y le otorguen la importancia que tiene en la vida de las personas. 

La salud mental infanto-juvenil es una de las principales asignaturas pendientes de la sanidad española. Según datos de la OMS, uno de cada siete personas jóvenes en el mundo de entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental. 

Un informe de UNICEF destaca que más del 13% de los y las adolescentes (edades comprendidas entre los 10 y 19 años) padecen un trastorno mental. La ansiedad y la depresión representan alrededor del 40% de estos problemas de salud mental, y a esto hay que sumar el malestar psicosocial de niñas, niños y jóvenes que no alcanza el nivel del trastorno mental, pero que perturba en su vida, su salud y sus expectativas del futuro.  

Existen muchos tipos de factores y circunstancias que afectan a la salud mental y, como consecuencia, pueden desarrollar un trastorno de salud mental, sin importar su edad, sexo u origen. Los factores que pueden contribuir a alteraciones de la salud mental pueden ser: 

• Presión social y económica continua. 

La pobreza, la vida en ciertas zonas de la ciudad o en las afueras, pertenecer a un grupo étnico marginado o perseguido, tener medios financieros limitados… afectan a la salud mental. 

• Factores biológicos. 

Ciertos genes y variantes de genes exponen a los descendientes a aumentar la posibilidad de afecciones mentales.  

• Estilo de vida. 

La actividad física, la alimentación, el consumo de sustancias… también termina afectando a nuestra salud mental. 

• Experiencias de vida. 

Enfrentarse a varias situaciones difíciles, como trauma o abuso, son factores de riesgo que también inciden directamente sobre nosotros.  

Cuando las personas tienen salud mental y bienestar se dan cuenta de todo su potencial, afrontan los problemas de la vida, trabajan de forma productiva, participan activamente en todas las actividades de la vida diaria, ayudan y conectan con los demás, duermen bien, desarrollan capacidad y habilidades… 

Por el contrario, cuando alguien tiene problemas con su salud mental, comienzan a aparecer algunos comportamientos o sentimientos que pueden ser las primeras señales de advertencia sobre un problema. Los más frecuentes son: 

• Comer o dormir mucho o poco. 
• Alejarse de las personas y de las actividades habituales. 
• Tener poca energía o nada. 
• Sentir que nada te importa. 
• Tener dolores o malestares inexplicables. 
• Sentirse desesperanzado o indefenso. 
• Fumar, beber o consumir sustancias en mayor medida de lo habitual. 
• Sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, nervioso, enojado, molesto, preocupado o temeroso. 
• Gritar o pelearse con su círculo más cercano: familiares y amigos. 
• Tener cambios de estado de ánimo significativos que causan problemas en las relaciones interpersonales.  
• Tener pensamientos y recuerdos persistentes que no puede sacar de la cabeza. 
• Escuchar voces o creer cosas que no son ciertas. 
• Pensar en lastimarse o lastimar a otros. 
• No ser capaz de realizar las tareas diarias, como cuidar de los hijos, ir al trabajo o la escuela, etc. 

Es fundamental la educación emocional en niños, adolescentes y jóvenes para fomentar la salud mental desde las primeras etapas de la vida.  

La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral.  

Por tanto, el desarrollo de la propia inteligencia emocional debe comenzar a edades tempranas, con el fin de que el ser humano pueda adquirir las competencias necesarias y fundamentales para su propio crecimiento personal, bienestar y felicidad.

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